El timbaler del Bruc es uno de los mitos de la historia militar de España. La leyenda dice que, cuando el ejército de Napoleón intentó conquistar el territorio de Catalunya, en el verano de 1808, un adolescente llamado Isidre Lluçà i Casanoves se puso al frente de la resistencia con la única ayuda de un tambor que solía utilizar en las procesiones de Semana Santa. El sonido del tambor, que retumbaba en las cercanas montañas de Montserrat, hizo creer a los franceses que se enfrentaban a un ejército numeroso y experimentado, por lo que vacilaron y acabaron perdiendo la batalla.
Cuando el ejército de Napoleón descubre que su primera derrota se debe a un chico montañés, a un carbonero que, con su redoble de tambor, sembró el pánico entre sus tropas, envía a seis mercenarios curtidos en mil batallas con una sola misión: darle caza en las montañas de Montserrat y cortar su cabeza para clavarla en la plaza del pueblo. Tras asesinar a sus seres queridos y atemorizar a todo el pueblo con sus amenazas, se lanzan en su búsqueda por las montañas de Montserrat. Bruc (Juan José Ballesta) deberá luchar solo por primera vez para sobrevivir y vengar a su familia. Se convierte así en un símbolo de libertad y esperanza para su país, que distingue en él a un héroe que consiguió lo que nadie había logrado jamás: derrotar al ejército invencible de Napoleón Bonaparte.